Quienes somos
Por que "n + 1"
La expresión "n + 1" fue utilizada por la Izquierda Comunista en 1958 en un artículo sobre la sucesión de los modos de producción. Esta hace referencia al principio matemático de inducción, el quinto axioma de Peano y el principio de recurrencia de Poincaré.
Esta expresión fue utilizada para describir la unión dialéctica de dos opuestos:
1) la continuidad material en el paso de una forma de producción a la siguiente: no hay "creación" de nuevas categorías de la nada;
2) la ruptura total: "n + 1" (comunismo) sobrepasa todas las categorías precedentes transformándolas o negándolas. La sociedad futura es imposible sin estas categorías, sin embargo, al mismo tiempo, da lugar categorías de naturaleza opuesta respecto a las que pertenecen a "n", "n – 1", etc., es decir, al capitalismo y a todas las sociedades anteriores.
El contenido de la expresión no es una novedad; se trata en efecto de la formalización rigurosa del método que Marx pone en la base de la teoría revolucionaria de la sucesión de las formas productivas y sociales y que expone en la "Introducción del ’57 a "Para la critica de la economía política".
"n + 1" sustituye otros términos triturados por la historia y por los diferentes oportunismos y excluye en el interlocutor la posibilidad de referencias a arquetipos políticos y a "ismos" de cualquier tipo; no envía mensajes preconstituidos a quién los recibe de manera pasiva (como pasa, por ejemplo, con la televisión) más bien estimula la interactividad para quién quiera afrontar el contenido de nuestros textos y pruuba la predisposición a devenir "lector en fábula", es decir a participar en el mensaje.
A través del uso de esta expresión queremos subrayar la separación de la liturgia y de el léxico marxista-leninista, que se ha trasformado solo en un síntoma de conformismo, pudiéndose comparar a muchos otros presentes en esta sociedad.
Marx llama comunismo a todo el proceso material del devenir. El comunismo es una realidad que produce efectos ya en el presente y no un modelo fantasioso que se debería realizar, quién sabe cuando. No es una utopía, o una filosofía entre otras; es el movimiento material hacia una organización social superior.
Los comunistas no son aquellos que "quieren" el comunismo sino aquellos que lo ven ya en la obra del proceso incesante que vuelve obsoleta la forma económico-social en la que estamos viviendo y actúan en consecuencia.
Los comunistas se adhieren a algo que existe en la realidad, no a una doctrina filosófica, a una de las muchas "interpretaciones" del mundo.
Nuestras raices
El trabajo presentado en este sito empezó en el 1981. Se fundamenta en la continuidad con la obra científica de Marx. Su estructura deriva del proyecto común al que se adhieren personas de lugares diferentes y no de principios organizativos prefijados o de reglas estatutarias.
No tenemos nada que ver con las grandes falsificaciones históricas basadas, aun hoy, en el nombre de Marx, el cual tuvo que afirmar, poco antes de morir, no ser "marxista". Marx no hacia referencia a la distorsión de la teoría sino al hecho de que no es posible atribuir ésta al nombre de un individuo.
Nuestro trabajo se relaciona con la Izquierda Comunista Internacionalista que, a lo largo de sesenta años, fue una adversaria tenaz tanto de las mistificaciones como de los personalismos.
No somos un partido, sin embargo pensamos que no es posible un cambio social sin que en el futuro se desarrolle el partido revolucionario: no uno entre tantos sino el previsto en el Manifiesto del Partido Comunista. Este organismo no se puede "fundar" o "construir", tendrá que surgir del combate de las grandes fuerzas puestas en movimiento por las contradicciones del mismo capitalismo. Profundos desbarajustes económicos y sociales, o también guerras generalizadas, harán emerger estas inmensas potencialidades.
Con la palabra "partido" no entendemos una mera organización política, sino la antitesis orgánica de cualquier forma organizativa, hasta ahora expresada por las sociedades clasistas. Creemos, como Marx, que la concepción organizativa revolucionaria deba ser coherente con el futuro de la humanidad y no tener como modelo las organizaciones realizadas en el pasado, ni las que fueron en un tiempo revolucionarias.
La teoría revolucionaria moderna, nacida del desarrollo de la fuerza productiva social en la forma capitalista, es la expresión del movimiento anti-forma por excelencia. Algunas componentes re-formistas fueron toleradas al comienzo sólo porque el carácter permanente del proceso revolucionario las habría barrido "como viejos oropeles".
La fase re-formista, socialdemócrata, bloqueó el proceso revolucionario y llevó hasta las ultimas consecuencias la ideología de la re-forma del capitalismo, preparando la guerra y el éxito del fascismo. Este fue el verdadero realizador dialéctico de las instancias reformistas.
Los partidos autodefinidos proletarios, abrazando el antifascismo democratoide, que fue el peor producto del fascismo, se aliaron con la ala demócrata de la burguesía y cayeron en el peor de los conformismos , es decir, en la defensa a ultranza de la forma existente. Ellos entraron en guerra al lado del imperialismo americano, llamando a los proletarios a combatir por la burguesía más fuerte y, al fin de la guerra, no desmantelaron, sino superficialmente, el estado corporativo fascista.
La Izquierda Comunista (llamada italiana) combatió contra toda degeneración en las tres fases. Estuvo obstinadamente en contra del re-formismo y el con-formismo de los partidos ex proletarios y fue la única corriente marxista en el mundo a no traicionar la continuidad con Marx, Engels y Lenin, llevando hacia delante el trabajo de elaboración sobre el capitalismo maduro y sus fenómenos más marcados. Por eso la elaboración teórica y la experiencia de lucha de esta corriente es parte integrante de nuestra actividad de hoy, nuestro patrimonio irrenunciable.
No tenemos nada que ver con las corrientes que han contaminado, de alguna manera, la teoría con la democracia, el antifascismo, el reformismo, el sindicalismo, el tercermundismo, el pacifismo, el ecologismo, etc. Estas han sido y son "constructivas" dentro de esta sociedad, por eso son irremediablemente con-formistas.
El partido revolucionario del mañana representará la superación de cualquier hipótesis re-formista y con-formista. Este, guiando la destrucción de la forma social existente, no podrá sacar de ésta ningún modelo de estructura. Tal y como fueron anti-formistas las revoluciones del pasado y antiformistas los partidos que las guiaron, así será anti-formista la próxima revolución y el partido que la guiará.
Naturalmente, como Marx, somos ajenos a todas las tendencias utópicas y voluntaristas de tipo anarcoide y libertario, sobre todo aquellas recientes, nacidas como reacción al grosero con-formismo marxista-leninista y a los totalitarismos modernos. Para los comunistas la libertad no es un concepto moral sino la superación práctica de la necesitad que ata el hombre a la natura, y que no hay que confundir con un vulgar existencialismo individual o, peor aún, con un retrógrado localismo comunitario autonomista.
Pensamos, como la Izquierda Comunista, que el verdadero partido revolucionario tendrá una estructura orgánica y no democrático-jerárquica. Hoy es posible adelantar el trabajo orgánico a través del rechazo total de toda categoría que pertenece a la sociedad capitalista. Sobre esto rechazo, ponemos las bases de nuestro trabajo.
Un proyecto de trabajo
Nuestro propósito es de acercarnos a aquellos que están cansados de los varios con-formismos "marxistas", que sienten nausea de los lugares comunes y de la liturgia "comunista", que sienten el efectivo empuje del comunismo como hecho real.
La estructura de nuestro trabajo está basada en reuniones frecuentes y en la generalización de los resultados conseguidos a través de los diferentes trabajos parciales. El método es lo de la concatenación de los argumentos específicos, que son así puestos en relación con el todo (Marx: "Yo no he descubierto nada, solo he relacionado con un nuevo método lo que otros han descubierto").
Este trabajo excluye la confrontación de opiniones de los individuos sobre el patrimonio teórico. La máxima socialización actual de la producción es el fruto de una inteligencia social, y la globalización de las relaciones entre los hombres contribuye, por si misma, a la existencia de un cerebro global. Sería una locura, también a nivel de un limitado número de hombres, volver a concepciones organizativas del viejo modo de producción parcelado y hasta tribal.
El trabajo de la Izquierda (y por tanto el nuestro) ha estado siempre caracterizado de un estrecho vínculo entre las contribuciones individuales y un plan general, como pasa finalmente, sin muchas teorizaciones, en la producción altamente socializada en la fábrica. Con la diferencia que en nuestro trabajo cada contribución individual no está alienada sino relacionada con la estructura global de la teoría, a la cual son sometidos los datos empíricos recogidos en el campo de investigación a través de la dinámica de la comunicación (discusión). De esta manera es excluido el debate sobre tesis contrapuestas, cuyo resultado es siempre un conflicto que podría ser afrontado sólo a través de mecanismos democráticos.
No negamos, en absoluto, la existencia de diferencias entre los individuos. La igualdad es un concepto vago, que aún hace referencia a la religión o al derecho. En esta sociedad es una útil ficción, y esto no es todo: la igualdad de los individuos mercantilizados es una ideología que tiene su base material en la igualdad de los valores de cambio de las mercancías. Por esto todo el mundo está implicado, a través de la democracia, a pesar de las inmensas diferencias sociales.
Nosotros contraponemos al concepto de igualdad el de la organicidad. Las células de un organismo viviente son diferentes y participan en el todo en cuanto tales. Un todo orgánico exalta siempre las funciones de sus partes diferentes, porque solo de esta manera cada célula individual puede dar al organismo colectivo lo mejor de sus potencialidades (como observa Marx en las notas del 1843).
La organicidad en el trabajo excluye el recurso a formalismos organizativos mientras no haya la absoluta necesidad. Hoy, todas las actividades productivas de la especie humana están desarrolladas de manera centralizada, planificada, relacionada y coherente con el nivel técnico conseguido del capitalismo ultramaduro. La técnica y el trabajo socializado han llegado a ser parte de la naturaleza de la especie humana y se pueden verificar en la historia desde la época de antiguas comunidades muy organizadas. Entonces la disciplina y el centralismo, no son una regla estatutaria o moral sino el resultado práctico de la relación orgánica entre los individuos , el conjunto de estos y el fin que se proponen.
La Izquierda Comunista afirmó que entre los militantes revolucionarios "se puede tender a dar vida a un entorno ferozmente antiburgués, que adelante los caracteres de la sociedad comunista" y definió el partido como "proyección en el hoy del Hombre-Sociedad del mañana". Ni el Partido Comunista de Italia, sección de la Internacional Comunista en el ‘21-23, ni el Partido Comunista Internacional en los años ‘50-70, tenían secretarías ni sedes centrales; el trabajo de coordinación estaba hecho por cinco personas porque la red de los adherentes era orgánica al programa y tenia por eso capacidad de auto-organización como cuerpo viviente.
Nuestro proyecto se basa en una experiencia real y no sobre las ideas de alguien. El trabajo de elaboración que brota de él es el resultado de una dinámica de fuerzas en lucha, no asimilable a un mero trabajo de conservación. Creemos que sólo de un trabajo como el descrito podrá surgir una estructura que adelante considerablemente el partido y la sociedad del mañana.
Nuestros instrumentos
Muchas de nuestra reuniones y de nuestras elaboraciones están publicados en las Cartas a los camaradas, cuya difusión empezó en el 1981 y que, hasta al 1999, fueron enviadas gratuitamente a todos los que lo pedían. Hoy, los instrumentos principales de difusión son la revista "N + 1" y el sito Internet. Otros trabajos están publicados en la serie de los Quaderni Internazionalisti, volúmenes y folletos con artículos y elaboraciones más extensas.
Participamos, naturalmente en los límites de las relaciones actuales de fuerza, en cada manifestación de la vida de clases con intervenciones, panfletos, reuniones públicas, etc. Creemos que el sindicado es un instrumento que forma parte irreversiblemente del control social burgués, pero mantenemos que para el proletariado es aún más perjudicial la obra de los grupos particularistas que obran haciendo nacer una infinidad de siglas más o menos sindicales.
El sindicato, así como está, ha sido substraído para siempre al proletariado como instrumento de clase, y este resultado es fundamental para la conservación del capitalismo. La organización del proletariado a nivel económico es una etapa indispensable para el desarrollo de todo movimiento político revolucionario, y por tanto del partido, por eso retenemos igualmente indispensable el trabajo de tipo sindical, donde quiera que haya ocasión.
No es posible prever las futuras soluciones: podría presentarse un momento favorable a la violenta reconquista de las estructuras existentes, que serían trastornadas, como podrían muy bien formarse, en presencia de dinámicas sociales que hoy no se pueden hipotizar, nuevas estructuras y hasta nuevas formas de organización inmediata que vayan más allá de la forma puramente sindical.
Ningún movimiento político puede sobrevivir sin la salvaguarda de su patrimonio teórico y de lucha. Por eso, damos mucha importancia a la recogida, conservación y reproducción de los documentos. Trabajamos, por esta razón, al archivo general de todo lo que la Izquierda ha producido, con su traducción en diferentes idiomas. Todo el material que encontramos será digitalizado y puesto a disposición de quién quiera.
Agradecemos a todos lo que quieren contribuir al crecimiento del archivo, enviándonos artículos, cartas, traducciones, fotografías y otro material de la o sobre la Izquierda.