Engarce. El programa inmediato de la revolución

El artículo Información y poder que aparece en este número, y que ocupa la mayor parte de sus páginas, es el decimocuarto de una serie que hemos publicado en los últimos años y destacado como manifiesto político en el portal de nuestra web. Toda la serie es el desarrollo ampliado de un informe dado por Amadeo Bordiga en Forlì en 1952, en el que esbozaba el programa inmediato de la revolución proletaria. El informe constaba de nueve puntos, el último de los cuales se refería a las

"evidentes medidas inmediatas, más próximas a las medidas políticas [los puntos anteriores contemplaban principalmente medidas económicas, NdR], para someter al Estado comunista la escuela, la prensa, todos los medios de comunicación, la información y la red de espectáculos y entretenimiento".

El tema de las escuelas lo tratamos en un artículo aparte y lo publicamos en el número 13 de esta revista. En cuanto a los demás aspectos de la información, en el "punto Forlì" nos referimos específicamente a su difusión a través de los medios de comunicación de masas, entonces principalmente la prensa y la radio. Tomando esto como punto de partida, en la estructura del presente artículo hemos querido dar mucho espacio a la información como el conocimiento que un determinado sistema tiene de sí mismo. Esto es de especial importancia en el caso de la transición de una forma social a otra, porque la forma comunista, a diferencia de la capitalista, podrá desarrollar una gran capacidad de autorregulación, y la explicación de este hecho requiere una estrecha comparación tanto con las sociedades de clase como con las antiguas sociedades comunistas. Ni que decir tiene que hoy en día la radio y la prensa pasan a un segundo plano frente a las redes de todo tipo, por lo que también aquí el espacio dedicado a estos temas es necesariamente proporcional.

Observemos antes de nada que la cita citada contiene un oxímoron: "Estado comunista". Se trata, por supuesto, de una contracción de "Estado en manos del proletariado a través del partido comunista", porque en una sociedad comunista el Estado ya no existe. No es una cuestión baladí : con la confusión del Estado comunista se tropezó una revolución, que pronto degeneró en una "nación comunista", entendida precisamente como "patria", con todo lo que se derivaba de eso, desde el "socialismo en un solo país" hasta la "gran guerra patriótica antifascista". Y tuvo su reflejo contrarrevolucionario fuera de la Unión Soviética sobre sus "partidos hermanos" que, habiendo abandonado incluso el reformismo socialdemócrata clásico, habían pasado de defender que se podían tomar medidas estables en favor del proletariado dentro del capitalismo (reformas sociales) a defender la directa colaboración del proletariado en garantizar el funcionamiento del propio capitalismo (reformas estructurales).

Con la reunión de Forlì, la Izquierda Comunista denunció este enésimo avance de los partidos oportunistas dentro de los meandros del sistema burgués, demostrando que el capitalismo había alcanzado tal nivel de madurez técnica y social que ni siquiera desde un punto de vista reformista tenía ya sentido exigir a los gobiernos una mejora de la productividad, es decir, de los elementos cualitativos y cuantitativos del sistema. Al contrario, desde este mismo punto de vista ahora era necesario pensar y actuar de forma opuesta. En la sociedad del futuro, los comunistas estarían más ocupados en demoler que en construir, es decir, habrían liberado enormes potencialidades de las ataduras capitalistas liberando así, al mismo tiempo, al ser humano de la esclavitud del tiempo de trabajo forzoso y transformándolo desde el principio en tiempo de vida. Para adecuarse a esta extraordinaria tarea —subrayamos— nuestra especie tendría que cambiar completamente su estructura mental, y esto no sería posible sin la fortísima determinación material del nivel alcanzado, que ya estaba dando lugar a la aparición irrefrenable de elementos comunistas. No era una cuestión de fines ideales, sino de reconocer el comunismo que avanzaba dentro de las estructuras sociales tal como eran.

El extintor histórico

De hecho, al retomar la obra de aquella época, uno se da cuenta inmediatamente de que, sesenta años después, los fenómenos emergentes que prefiguran el comunismo son aún más evidentes. Tomemos por ejemplo la frase citada, en la que, además del oxímoron que supone el adjetivo comunista aplicado al Estado, resulta chocante el tono perentorio del concepto central: medidas políticas para someter la escuela, la información y el ocio al Estado comunista. Pero el sentido de la afirmación es claro: hace sesenta años el Estado aún no estaba tan podrido como el actual y, una vez demolido en su forma burguesa para ser sustituido en la forma adecuada a las necesidades del proletariado, habría acelerado, con extrema autoridad, el arraigarse de la revolución. Como se verá, ese tipo de autoridad ya no sería necesaria hoy.

Volvamos a la cita de Engels al comienzo del artículo y retomada por Lenin en El Estado y la revolución. Lenin subraya la importancia del concepto y afirma que demasiado a menudo se repite como papagayos sin detenerse en su verdadero significado: el Estado burgués es concebido como eterno por la burguesía de la que es instrumento, mientras que el Estado proletario solo es útil para facilitar las condiciones que lo llevarán a ser una pieza de museo. Ninguno de los nueve puntos de Forlì puede citarse hoy en el contexto de las "medidas para someter al Estado" una determinada actividad humana: del mismo modo que no nos interesan las nacionalizaciones en sí mismas, puesto que puede haber (hay) capitalismo sin capitalistas, tampoco nos interesan, especialmente en el campo de la información y la comunicación, las estatizaciones al estilo de Mussolini (MinCulPop) o al de Stalin (ProletKult; como es bien sabido, Lenin no quería saber nada de la "cultura proletaria de Estado").

En la época de transición, el Estado es ante todo un instrumento de coacción para impedir que la burguesía recupere el poder y restablezca la esclavitud asalariada y la dominación del Capital. Para ello no es necesario un aparato político de coacción, basta con una fuerza armada adecuadamente fuerte. Las cuestiones relativas a la restauración de la vida de la especie tendrán su lugar de elaboración y solución en el seno del partido, el cual ya no será un "partido de clase", sino que trascenderá completamente como "órgano de la especie", teniendo así la capacidad de separar su existencia y actividad de la del Estado, aunque manteniendo la influencia sobre este último. Se evitará así la nociva unión de formas que se produjo en Rusia, donde el partido-Estado se apoderó incluso de la Internacional.

Ya en los Grundrisse, e incluso antes, Marx advirtió contra la tendencia a imaginar la revolución como un acto de voluntad. La revolución es una acumulación material de potencialidades que el acto de voluntad hace estallar y que, si este acto deriva de un programa, dirige hacia una meta prevista. La Izquierda ha repetido mil veces que las revoluciones no se hacen, sino que se dirigen. No es una figura retórica, ni una frase hecha o un eslogan, sino una síntesis tomada de la "Introducción" de 1859 de la Contribución a la crítica de la economía política, donde se traza el camino determinista de las formas sociales (todas ellas) que saltan porque se han convertido en obstáculos para el desarrollo ulterior. Cuando interviene la voluntad, es decir, la "inversión de la praxis", es porque las contradicciones han llegado al punto de ruptura y la Revolución necesita un intérprete que, habiéndose preparado en la fase anterior, sepa dar el empujón final a la sociedad moribunda.

Surgimiento espontáneo del comunismo

Cuanto se acerque una sociedad a los límites de su desarrollo, más necesitará el aparato coercitivo del Estado para mantenerla viva frente a la forma emergente; pero a la inversa menos se necesitará, en la fase de transición, un aparato estatal elefantiásico, burocrático y represivo. Desde este punto de vista, el programa de Forlì es esclarecedor: por una parte, nos permite evaluar la diferencia técnica acumulada a lo largo de sesenta años, diferencia que hace posible una liberación de las fuerzas existentes en lugar de la coacción bajo control; por otra parte, es precisamente esta liberación, al hacer inútil la coacción, la que hará que el Estado se quite de en medio más rápidamente de lo que se pensaba en los años 50 o incluso más, en tiempos de Lenin. Esto es importante porque nos permite demoler, al mismo tiempo, tanto la ecuación hegeliano-estalinista "más comunismo = más Estado", como la vulgarización anarquista "comunismo = Estado = dictadura del partido = dictadura autoperpetuante no del proletariado, sino contra el proletariado".

Dado su alto contenido informativo a pesar de las pocas líneas de texto, los nueve puntos de Forlì se prestan tanto a un análisis en profundidad como a desarrollos que toquen otros temas con los mismos criterios. Así, la serie original de nueve puntos ha sido ampliada a 14 . Por ejemplo, al dividir el punto sobre la vivienda en dos partes, el tema de la vivienda se vinculó automáticamente al del nuevo urbanismo. Al dividir también en dos el punto que nos ocupa, pudimos profundizar tanto en el aspecto de la escolarización como en el del intercambio de información más allá de la mera comunicación a través de la radio o los periódicos. Siguiendo el mismo criterio, hemos añadido ex novo temas como la estructura materialmente comunista de la industria y la naturaleza de la producción/distribución agrícola en el capitalismo maduro. En el primer caso tenemos un ejemplo de funcionamiento comunista dentro de la columna vertebral del capitalismo que será posible extender fácilmente a toda la sociedad en cuanto se resuelva la cuestión del poder. En el segundo caso tenemos todo un sector productivo, la agricultura, completamente socializado como si fuera un organismo público responsable de alimentar a sus ciudadanos, sin referencia ni al precio de coste de los productos ni al precio de producción, ni al valor en el sentido marxista (obviamente la ley no se falsifica sino que se neutraliza mediante la distribución social). Si no fuera así, hoy las poblaciones de los grandes países capitalistas ni siquiera podrían comer, tan elevado sería el precio de los alimentos debido al nivel alcanzado por la inexorable "tijera" entre el valor y precio de los productos agrícolas en comparación con los industriales.

Como hemos visto en artículos anteriores, concedemos una enorme importancia a estas manifestaciones espontáneas de comunismo dentro de la sociedad capitalista; y el desarrollo de este trabajo de investigación y verificación solo puede ser un ejercicio de inversión de la praxis cuando la situación social llegue a una bifurcación entre la nueva sociedad y la enésima contrarrevolución. No se sabe quién estará a la altura del momento, pero quienquiera que sea tendrá que saber hacia dónde dirigirse, cuáles tendrán que ser las decisiones esenciales cuando se presente "la semana que no debe dejarse escapar". Y esta no es una capacidad que se fabrique en el momento, ni que se compre ya hecha en el supermercado.

Secuencia filo-tempista

La información en un proceso revolucionario es fundamental. Obviamente, hablaremos de ella principalmente en el sentido más amplio, que incluye cualquier tipo de lenguaje útil para transmitir cualquier tipo de conocimiento, porque nos parece la única forma de entender lo que ocurre cuando nos comunicamos en el sentido más estricto, como en el proceso de trabajo, en la propaganda, en los servicios de inteligencia, en el entretenimiento, etc. Veremos que hablar de información en la era de la información es una cuestión compleja y delicada, pero que merece la pena abordar aun a riesgo de necesitar algunas excursiones por caminos que se bifurcan y luego vuelven a unirse al hilo central. Las fuentes de nuestro discurso sobre la información (y el espectáculo, ya que toda representación mediada de la realidad es una transmisión de conocimiento puesta-en-forma) están al final de este texto, pero queremos destacar lo esencial: con respecto al lenguaje, algunos párrafos de La ideología alemana y toda la sección dedicada al tema en Factores de raza y nación ; con respecto a la teoría subyacente a toda información recibida y transmitida, los ensayos Introducción a la cibernética , Teoría de la información , Lenguaje y cibernética y el reciente La información, una historia, una teoría, un diluvio .

La sociedad actual tiene una gran capacidad técnica de elaboración, y podría conocerse a sí misma como nunca antes en la historia de nuestra especie. Pero solo utiliza esta capacidad en una ínfima parte de su potencial. Puesto que extraer dinero de la información inmaterial es un problema, y puesto que toda la producción moderna se basa en la información, esta debe considerarse al mismo nivel que las mercancías materiales. Toda mercancía material lleva consigo una cantidad de conocimiento-información tecnológicos que le ha transmitido el ciclo de producción. Por supuesto, la mercancía inmaterial (software, determinados servicios, patentes, etc.) es vendible, pero a largo plazo no pone en marcha grandes fábricas, inversiones, planes a largo plazo. Con una excepción muy importante: el espectáculo. El cine, el teatro, la industria editorial o el deporte son vehículos de valor, tanto si se producen ex novo en un ciclo industrial, como si se drenan de otras esferas más o menos productivas. La información en este sector es esencial, ya que es el vehículo principal de la publicidad que, con una sofisticada investigación de marketing, representa una actividad bidireccional: distribuye información recogiendo información.

Hablaremos, por tanto, de las potencialidades explosivas que esperan a ser desatadas, y compararemos las redes y canales de comunicación que tenemos ante nuestros ojos —utilizados hoy por un sistema anárquico y disipativo— con las estructuras adecuadas para una sociedad completamente diferente. Y como no podemos evitar la comparación bajo la secuencia habitual de "ayer-hoy-mañana", partiremos de las raíces históricas y precisamente de los procesos que hicieron posible la formación de sociedades antiguas altamente desarrolladas, organizadas y armoniosas, sin propiedad, clases, dinero ni Estado, que consideramos que alcanzaron el estadio más alto del comunismo originario antes de ser barridas por las sociedades de clase.

Nos referiremos no tanto a la información difundida socialmente por los medios de comunicación y recogida por los distintos servicios de inteligencia, sino más bien a la teoría de la información/comunicación, tratando el tema en relación con el título Información y poder, por tanto en una acepción "cibernética" entendida literalmente según el diccionario ('arte de pilotar').

En sus orígenes (1948), la teoría de la información se desarrolló principalmente para definir los conceptos de comunicación, cantidad de información, eficacia, perturbación, redundancia, elementos todos ellos que contribuían, por ejemplo, a la calidad de una señal (mensaje) enviada por cable o incluso por radio. Por extensión, los mismos criterios pueden utilizarse para establecer el rendimiento de un sistema que se regula a sí mismo tamizando las señales que recibe o recoge de sí mismo. Un sistema de este tipo, si recibe suficiente información y está bien diseñado, también puede aprender y, por tanto, adquirir complejidad y capacidades adicionales. Para que esto ocurra, debe haber diferencias o variedad en el conjunto de datos. La mera selección de diferencias (hay/no hay, luz/oscuridad, frío/calor, etc.) es una recogida pasiva de información, como en un archivador. Pero si la información así seleccionada y archivada se compara con la almacenada anteriormente, y el conjunto se reconoce y se sitúa en un nuevo contexto organizado, entonces el sistema empieza a aprender. En el siguiente nivel, el sistema aprende a aprender, que es la condición para poder decidir.

Todo esto nos interesa para demostrar que el capitalismo es un sistema que no sabe aprender ni siquiera al primer nivel (de lo contrario evitaría entrar en contradicción consigo mismo) y, por tanto, desperdicia la inmensa cantidad de información que hace disponible en permanencia. Mucho más eficientes eran las sociedades antiguas, capaces de darse un equilibrio armonioso, como veremos.

Note

[1] "Cuando se hayan familiarizado con el problema del Estado, con la doctrina del Estado y con la teoría del Estado, y lo hayan profundizado suficientemente, descubrirán siempre la lucha entre clases diferentes, una lucha que se refleja o se expresa en un conflicto entre concepciones sobre el Estado, en la apreciación del papel y de la significación del Estado", Lenin: Sobre el Estado, julio de 1919 [versión en castellano disponible en marxists.org, NdT]. En la fase de transición las clases siguen existiendo, por tanto no hay comunismo, por tanto hay Estado

[2] Aquí la serie completa con las referencias a los números de la revista:

  • - Patologie dell'investimento (de-industrializzazione rivoluzionaria), n. 0/2000;
  • - Operaio parziale e piano di produzione (in fabbrica non c'è scambio di valore), n. 1/2000;
  • - Elevare i "costi di produzione" (centralità dell'uomo, estinzione della merce), n. 1/2000;
  • - Tempo di lavoro, tempo di vita, n. 2/2000;
  • - Controllo dei consumi, sviluppo dei bisogni umani, n. 3/2001;
  • - Rottura dei limiti d'azienda (la società futura e le migrazioni), n. 4/2001;
  • - L'uomo e il lavoro del Sole (l'agricoltura di domani), n. 5/2001;
  • - Estinzione del Welfare State nella società umana, n. 7/2002;
  • - Decostruzione urbana (la città nella storia e nella società futura), n. 8/2002;
  • - La dimora dell'uomo (la casa nella storia e nella società futura), n. 9/2002;
  • - Evitare il traffico inutile (programma rivoluzionario e automobile), n. 10/2002;
  • - Abolizione dei mestieri e della divisione sociale del lavoro, n. 12/2003;
  • - L'estinzione della scuola e la formazione dell'uomo sociale, n. 13/2003;
  • - Informazione e potere, n. 37/2015

[3] En referencia a la serie de artículos publicados por Bordiga bajo el encabezado de Sul filo del tempo entre 1949 y 1955. De forma característica, la estructura de estos textos se separaba en los epígrafes de "Ayer" y "Hoy", haciendo referencia a las sociedades precapitalistas y a la capitalista. En la serie de artículos en la que los compañeros de n+1 desarrollan los puntos de Forlì, se retoma la misma estructura añadiendo el "Mañana", el comunismo [NdT]

[4] Amadeo Bordiga: Fattori di razza e nazione nella teoria marxista, disponible en formato digital en https://www.quinterna.org/archivio/1952_1970/fattori_razzanazione1.htm

[5] Norbert Wiener: Introduzione alla cibernetica, Bollati Boringhieri

[6] John Pierce: La teoria dell'informazione, Mondadori

[7] Jagjit Singh: Teoria dell'informazione – Linguaggio e cibernetica, Mondadori

[8] James Gleick: L'informazione, una storia, una teoria, un diluvio, Feltrinelli

n+1, nº 37, Abril 2015

Traducciòn: Barbaria (https://barbaria.net/2023/12/02/informacion-y-poder/#_ftn1).

Artículos de la revista n+1